Sistemas de sanitización: Diferencias entre los sistemas pasivos y los sistemas activos de sanitización
Como ya comentábamos en el anterior artículo de nuestro blog, con el tiempo y el uso, los conductos de aire pueden convertirse en presas de microorganismos como bacterias, moho y hongos. Con el consiguiente problema que se produce de contaminación debido al flujo de aire que pasa por ellos y la gran probabilidad de contagio entre las personas que comparten el mismo entorno interior. Por eso resulta tan importante contar con los sistemas de sanitación adecuados.
¿Para qué sirven los sistemas de sanitización del aire?
La contaminación del aire interior provocada por polvo, polen, fibras y esporas puede dañar la salud de quienes lo respiran, especialmente si se sufre algún tipo de alergia. Ya que entre los problemas que genera la contaminación del aire interior se encuentra el daño a las membranas de las mucosas oculares, piel y sistema respiratorio. Además de que estas bacterias, virus y hongos potencialmente patógenos son la causa de numerosas enfermedades. Entre ellas:
- Infecciones y contagios. Especialmente en personas inmuno-deprimidos, asmáticas, ancianas y niños.
- Alergias. Malestar general, dolores de cabeza, estornudos, irritación de las mucosas y alergias de todo tipo.
- Legionelosis. Provocada por la Legionella, una bacteria que se contrae al inhalar gotas de agua contaminada que causa este tipo grave de neumonía.
Aunque la contaminación del aire interior no sólo afecta a los usuarios. También los equipos que se encuentran dentro de estos ambientes sufren un mayor deterioro.
Para evitar todas estas consecuencias de la contaminación interior del aire, que tantas veces se producen por un mal o incorrecto mantenimiento de los conductos de aire en los edificios, existen los sistemas de sanitización del aire.
¿En qué se diferencian los sistemas pasivos y los sistemas activos de sanitización?
Encontramos dos tipos de tecnologías en los sistemas de sanitización: La activa y la pasiva. Aunque esta última filtración tradicional cada vez se está quedando más desfasada por sus limitaciones. Ya que, por ejemplo, la tecnología pasiva es más o menos efectiva según el entorno en el que se instala.
Por otra parte, los sistemas de sanitización activos como los que se encuentran en la tecnología PCO, tienen un efecto desinfectante que no sólo se encuentra en el punto donde se instala el módulo, sino también en todo el circuito de ventilación y en los ambientes tratados. En este caso, los sistemas que funcionan por oxidación fotocatalítica, pueden resultar ser los más adecuados para prevenir el contagio de enfermedades en espacios interiores. Aunque también encontramos otros tipos de sistemas activos de sanitización, como los sistemas generadores de ozono y de radiación UV-C.
¿En qué consiste la tecnología activa de sanitización PCO?
La tecnología Photocatalytic Oxidation (PCO) genera iones oxidantes naturales capaces de atraer y destruir los agentes contaminantes que se encuentran en el aire y en las superficies. Para ello aprovechan la acción combinada de los rayos UV con una estructura catalítica compuesta de una aleación cuadrimetálica, compuesta principalmente de TiO2 (dióxido de titanio). Gracias a la interacción de estos elementos, cuando el aire pasa, genera hidroperóxidos, iones superóxidos e hidróxidos, capaces de desinfectar activamente el aire destruyendo agentes contaminantes y en particular bacterias, virus, mohos, alérgenos, olores, compuestos orgánicos y volátiles.
Las moléculas de H2O2 y los oxidantes creados por esta tecnología son mucho más estables que la ionización normal. Además, debido a que este tratamiento tiene una amplia gama de oxidantes, hace que sea extremadamente efectivo con un mayor número de microbios y gases. Esto consigue que la desinfección sea efectiva incluso en secciones largas del conducto.
Diversas pruebas realizadas por laboratorios y universidades estadounidenses durante periodos de 24 horas han demostrado la efectividad de la tecnología de oxidación fotocatalítica en la reducción de la carga bacteriana presente en los ambientes.